Y se quedó mirando al gato

Posted by francisco javier parra núñez | Posted on 0:45


El abuelo iba por una huincha de medir al cuarto de herramientas y volvía con clavos. Luego decía “¿clavos?” y volvía al cuarto y se encontraba allá con el serrucho, y lo traía a su banco del patio, y devolvía el serrucho y traía con él la carne y los chorizos que hallaba en la cocina, los tiraba a la parrilla, encendía el fuego y se quedaba ahí, pensando en los caracoles que se comían las hojas de las plantas, en el gato que se echaba a tomar el sol sobre el tejado del vecino o recordaba al fin la huincha de medir y volvía a buscarla y volvía con clavos. Luego decía “¿clavos?” y volvía al cuarto y se encontraba allá con el serrucho, y lo traía a su banco del patio, y devolvía el serrucho y traía con él más carne y más chorizos, los tiraba a la parrilla y se sentaba en el banco, pensando en los caracoles que se comían las hojas de las plantas, en quiénes preparaban semejante parrillada, en el gato que se echaba a tomar el sol sobre el tejado del vecino o recordaba al fin la huincha de medir y volvía a buscarla, y volvía al cuarto de herramientas y volvía con clavos. Y cuando sobre la parrilla habría unos quinientos kilos de carne, doscientos quince chorizos y veinte metros de huincha de medir, el viejo olvidó qué era eso que necesitaba para algo que olvidó también, y se olvidó del fuego y de los caracoles, y se quedó mirando al gato.

* * *

Comments (0)

Publicar un comentario